86° aniversario de la Plaza 25 de Agosto ¿A qué refiere su nombre?
Inaugurada en 1938, es el principal espacio verde del barrio y ostenta orgullosa el título de «plaza histórica». Se encuentra en la intersección de las calles Charlone, Heredia, Giribone y 14 de Julio, testigo del paso desde Jorge Luis Borges, a Osvaldo Pugliese y Gustavo Cerati.
Entre los puntos de referencia de Villa Ortúzar siempre se debe contar la histórica plaza 25 de Agosto, la cual además de ser lugar de recreación y encuentro presente, posee un nombre que conmemora un pasado lejano en los que retumban los lazos de hermandad de dos naciones.
Hace 199 años, el 25 de agosto de 1825 se firmaba el acta de declaración de independencia de la Provincia de la Banda Oriental, actual Uruguay, separándose del Imperio del Brasil que hasta ese momento la tenía anexionada, e incorporándose en esa misma declaratoria a las Provincias Unidas del Río de la Plata, viejo anhelo del gran caudillo y ex gobernador de la provincia, José Gervasio Artigas.
Si bien la plaza fue inaugurada como tal en 1938 con su actual nombre, anteriormente había existido una plazoleta que por ordenanza municipal fue nombrada 25 de Agosto desde el año 1925, lo cual nos permite concluir que su denominación fue en honor al cumplimiento de los 100 años de la declaración de independencia de la Banda Oriental.
Nuestra plaza 25 de Agosto, ubicada casualmente del lado oriental del barrio entre las calles 14 de Julio, Giribone, Heredia y Charlone, recuerda este hito histórico y homenajea al líder que fue Artigas teniendo en su explanada un árbol Ibira Pitá derivado del retoño que poseía el caudillo en su exilio en Villa de San Isidro de Curuguaty, Paraguay. El «Árbol de Artigas» tiene una placa en agradecimiento a la colectividad uruguaya que ofrendó el ejemplar a la Municipalidad de Buenos Aires alrededor de 1965.
¿Cómo fue la independencia oriental declarada el 25 de Agosto de 1825?
Al iniciarse el año 1825, la situación en el Río de la Plata era más que compleja. Por un lado, la Banda Oriental seguía siendo parte del Imperio del Brasil con el nombre de Provincia Cisplatina desde el año 1817, pero muchos de los caudillos y jefes militares orientales exiliados desde entonces, pergeñaban planes para la reconquista de la provincia y la ocupación de Montevideo. Entre los exiliados en Buenos Aires, se encontraba Juan Antonio Lavalleja, jefe militar que había luchado con Artigas contra la invasión brasileña en 1816, y que para 1825 era uno de los principales impulsores de la reconquista rioplatense de la Banda Oriental.
Mientras, en las Provincias Unidas del Río de la Plata se encontraba en funciones desde diciembre de 1824 el Congreso General Constituyente convocado por el gobernador de Buenos Aires, Martín Rodríguez, con el objetivo de terminar el conflicto entre unitarios y federales uniendo a las provincias bajo el imperio de una constitución nacional. Al calor de este Congreso, que no estuvo exceptuado de ausencias y oposición, en enero de 1825 se sancionó la Ley Fundamental que fue el primer paso para la formación de un poder central nacional con respeto a las instituciones federales de cada provincia.
El entusiasmo en la nueva organización nacional que estaba naciendo en este lado del Río de la Plata, envalentonó las iniciativas de liberación de la Banda Oriental para su reincorporación a las Provincias Unidas. También los intereses económicos vinculados al comercio ganadero y los saladeros dieron impulso al proyecto, ya que la ganadería cisplatina competía con la producción bonaerense pero con acceso a mejores puertos, incluso con menor amenaza de bloqueo, permitiendo mayor exportación desde el Imperio del Brasil que desde las Provincias Unidas.
De esta manera, Juan Antonio Lavalleja y Manuel Oribe, militares orientales exiliados en Buenos Aires, comenzaron a preparar una incursión de revuelta y liberación de la Banda Oriental, con apoyo de las autoridades de las Provincias Unidas y financiada por importantes hacendados bonaerenses, entre ellos Don Juan Manuel de Rosas.
El acotado grupo para su intrusión en territorio uruguayo fue y es conocido como «los Treinta y Tres Orientales» por la supuesta cantidad de sus integrantes, los cuales bajo el mando de Lavalleja cruzaron el río Uruguay sin ser descubiertos por las fuerzas brasileñas y desembarcaron en la Playa de la Agraciada, en el actual Departamento de Soriano, el 19 de abril de 1825. Allí mismo, Lavalleja pronunció el célebre juramento de liberar la patria o morir en el intento, levantando la bandera tricolor -azul, blanca y roja- , con la leyenda central de «Libertad o Muerte».
Durante mayo y agosto de 1825, los Treinta y Tres Orientales lograron sublevar a distintos poblados y reunir fuerzas y apoyos locales, incluso el de Fructuoso Rivera, futuro fundador del partido colorado que se había unido a las fuerzas brasileñas en 1820 pero ante la avanzada liberadora se plegó a Lavalleja. Para el 25 agosto de 1825, los líderes sublevados convocaron a un congreso en la localidad de Florida, en el cual los representantes de cada ciudad oriental declararon la independencia del Imperio del Brasil y se proclamaron como parte de las Provincias Unidas de Río de la Plata, convirtiéndose en el hito fundador de la futura nación uruguaya.
Para terminar, hay que aclarar que Uruguay como país autónomo e independiente nació tres años después, el 4 de octubre de 1828, tras una dura guerra entre el Imperio del Brasil y las Provincias Unidas que fue finalizada con una Convención Preliminar de Paz en la cual ambos países acordaron aceptar la formación del soberano Estado de Montevideo, actual Uruguay. Lo cual no sólo terminó con el conflicto bélico y el bloqueo marítimo que sufría Buenos Aires, sino que satisfizo los intereses británicos representados por el diplomático John Ponsonby, que impulsó dicha convención y buscó activamente crear un Estado tapón que permitiera un comercio inglés más fluido con libre acceso a los ríos interiores y el desmembramiento de los países sudamericanos.
Tal vez por ello, el 25 de agosto aún es más relevante en su recuerdo, ya que además de ser puntapié inicial para la liberación uruguaya, simboliza los proyectos de independencia artiguista sin injerencia extranjera y la hermandad de dos naciones que fueron una.