Buenos Aires despidió al papa Francisco con una emotiva misa frente a la Catedral

Buenos Aires despidió al papa Francisco con una emotiva misa frente a la Catedral
Foto: Ricardo Pristupluk

Miles de fieles participaron de la ceremonia presidida por el arzobispo Jorge García Cuerva, en una Plaza de Mayo colmada de emoción y homenaje.

La Ciudad de Buenos Aires despidió este sábado al papa Francisco con una emotiva misa exequial frente a la Catedral Metropolitana, donde miles de fieles se acercaron para rendirle homenaje.

La ceremonia fue presidida por el arzobispo de Buenos Aires, Jorge Ignacio García Cuerva, quien recordó emocionado el legado de Jorge Mario Bergoglio, fallecido el lunes pasado a los 88 años tras sufrir un derrame cerebral. Mientras en Roma se realizaba el funeral oficial, en Buenos Aires la Plaza de Mayo se convirtió en escenario de una emotiva despedida.

El arzobispo de Buenos Aires, Jorge García Cuerva presidiendo la Misa. Foto: Ricardo Pristupluk

Desde la mañana temprano, las campanas de la Catedral resonaban cada media hora y con banderas argentinas, estampas y rezos, la ciudad natal del Papa le rindió homenaje en un clima de profundo recogimiento mientras las pantallas gigantes transmitían la ceremonia. En las mesas frente al altar se dispusieron más de 150 copones para repartir la comunión.

La misa comenzó a las 10 en un respetuoso silencio, García Cuerva ofreció una sentida homilía que emocionó a los presentes. «Lloramos porque se murió el padre de todos, lloramos porque ya sentimos en el corazón su ausencia física», expresó el arzobispo, con la voz quebrada.

Durante su mensaje, recordó palabras del papa Francisco sobre la importancia de aprender a llorar frente al sufrimiento ajeno y resaltó su compromiso inquebrantable con los pobres y marginados: «Francisco, como buen padre, fue padre de todos, pero especialmente se ocupó de los más frágiles», subrayó.

También evocó el liderazgo del Papa argentino en la defensa de la paz, la denuncia de las guerras, el rechazo a las divisiones sociales y su lucha contra «el demonio de la fragmentación y el desencuentro».

Estuvieron presentes en la ceremonia, autoridades como el jefe de Gobierno porteño, Jorge Macri; el gobernador bonaerense, Axel Kicillof; la vicepresidenta Victoria Villarruel, y numerosos legisladores y diplomáticos. Al finalizar, se entonó el Himno Nacional Argentino en un gesto colectivo de fe y unidad.

El Jefe de Gobierno, Jorge Macri, la vicejefa porteña Clara Muzzio y María Eugenia Vidal, junto otros funcionarios. Prensa GCBA

En diálogo con LA NACION, Jorge Macri dijo: “Es un día muy especial para mí, un orgullo poder recordar al Papa, conmemorarlo acá en su ciudad, un Papa argentino, pero ante todo porteño, un hombre que vivió siempre con mucha coherencia, que disfrutó de esta ciudad, que la caminó, que usó mucho el subte y el colectivo, y que casi de la misma manera siguió viviendo allá en el Vaticano, con esa misma austeridad, con esa misma lógica de comunidad, de cercanía. Me hubiera dado una alegría poder compartir más con él. El Papa llevó a la Argentina a todo el mundo, y probablemente por eso no volvió, porque llevaba a la Argentina a cada rincón del mundo”, señaló.

El homenaje fue acompañado también por vecinos y vecinas de diferentes barrios de la ciudad. “El Papa fue todo. No vimos todo lo que hizo, pero su bondad se siente en el pueblo”, expresó Lorena Salto, vecina de Liniers, mientras sostenía una estampa de Francisco. Por su parte, Clara, una joven de 16 años, agregó: “Vengo de una familia no creyente, pero sentí que hoy tenía que estar. Él fue una luz para todos”.

La misa, organizada al aire libre frente a la Catedral Metropolitana, fue pensada como una celebración abierta y popular, en sintonía con el espíritu cercano y humilde que caracterizó el papado de Francisco. Un sacerdote explicó «Francisco fue el Papa del pueblo y la despedida debía ser compartida».

Según confirmaron desde el Arzobispado, esta fue la principal celebración litúrgica de despedida en el país. Cuerva decidió no viajar a Roma para acompañar los homenajes locales. Así, Buenos Aires, la ciudad natal de Bergoglio, lo despidió entre rezos, lágrimas y aplausos, en un último adiós cargado de emoción.