Historia en las calles de Villa Ortúzar: ¿Quién fue Ohm?
Este pequeño pasaje del barrio lleva un nombre muy particular, alejado de los avatares de la historia nacional. Veamos cuál es su origen y su particularidad.
El pasaje Ohm se encuentra en la punta oeste de Villa Ortúzar y tiene apenas una cuadra de longitud, encontrándose entre las calles Lugones y Mariano Acha. Tiene la singularidad de ser una de las calles con el nombre más corto de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, característica compartida con la calle Mom de Nueva Pompeya. A diferencia de muchas calles del barrio, el pasaje Ohm recibió su nombre recién en el año 1925, hasta ese entonces su trazado no tuvo un nombre oficial.
El hecho de recibir su denominación en la década de 1920, ya nos permite entrever que su nombre se encuentra alejado del bronce de las figuras de la historia nacional -y también de la parte unitaria y liberal de esa historia- que fueron homenajeados a fines del siglo XIX y en la primera década del XX, previo a los festejos del Centenario.
Como hemos visto en varios artículos de esta sección, el sesgo de viejos conflictos en la organización nacional y su resolución a través del triunfo del liberalismo mitrista, fue la cuna para la asignación de muchos nombres de calles, plazas y hasta la ubicación de estatuas en la ciudad. Sin embargo, el caso del pasaje Ohm se encuentra en otras coordenadas.
Posteriormente a los festejos de nuestro nacimiento como patria en 1910, el Concejo Deliberante de la Municipalidad porteña (actual Legislatura) comenzó a proponer nombres de calles que además de reconocer a personajes políticos e históricos de nuestra historia, también reconocieran a personas ilustres de distintas disciplinas que fueron esenciales en la historia mundial.
Aunque siempre fue difícil la asignación y, sobre todo, la modificación de los nombres de las calles de la ciudad, algunos científicos de famosísimo aporte y muy reconocidos llegaron a tener su pasaje porteño. Muchos fueron puestos en una Ordenanza de 1914. Hablamos de casos como el de Copérnico, Galileo y Newton, con pasajes de breve trayecto y muy cerquita uno del otro en el barrio de la Recoleta.
Más adelante en el tiempo, en 1943, la designación de pasajes en el Parque Centenario con el nombre de Roentgen y, con el reconocimiento de las mujeres, llegó la calle Marie Curie en 1979, bien cerquita del hospital del mismo nombre.
Georg Simon Ohm, si bien no es tan reconocido para el público en general, también tuvo un importante aporte a la ciencia y al progreso de la Humanidad. Lo cual le valió tener su lugar en nuestro barrio de Villa Ortúzar.
¿Cuál fue el descubrimiento de Ohm?
Este físico y matemático alemán nacido en Baviera en 1789, mismo año de la Revolución Francesa, dio a conocer en 1827 la ley de la electricidad o de flujo de corriente eléctrica, conocida hoy precisamente como Ley de Ohm, según la cual la intensidad de una corriente a través de un conductor es directamente proporcional a la diferencia de potencial entre los extremos del conductor e inversamente proporcional a la resistencia que dicho conductor opone al paso de la corriente[1].
La Ley de Ohm fue fundamental para la comprensión matemática de la resistencia eléctrica, y significó un paso fundamental en el avance de los circuitos eléctricos. En honor a este descubrimiento, la unidad de medida de la resistencia eléctrica se denomina en el sistema internacional «ohmio».
Pero Ohm no sólo fue un científico destacado sino un gran divulgador de la ciencia, e incluso tuvo la habilidad de unir física y matemática en un tiempo, como la primera mitad del siglo XIX, en la que ambos campos no tuvieron una vinculación directa y muchos científicos carecieron del conocimiento de alguna de las dos disciplinas. Su trabajo como profesor en universidades como la de Baviera, Nüremberg y Munich así como sus publicaciones en revistas científicas fueron fundamentales para el acercamiento matemático a la física.
No obstante, su reconocimiento llegó más bien tarde y al final de su carrera. Como pasó con grandes inventores e investigadores de la edad moderna, sus descubrimientos fueron duramente desacreditados durante varios años ya que implicaron un entrecruzamiento disciplinar que muchos físicos no comprendieron ni estuvieron dispuestos a realizar. Incluso hasta 1840 no llegó a tener puestos catedráticos importantes en las universidades alemanas.
Finalmente, sus estudios recibieron el reconocimiento internacional cuando la británica Royal Society (la sociedad de investigación más antigua de Europa) le concedió la Medalla Copley en 1841. Este acontecimiento le permitió convertirse en miembro extranjero de la Royal Society en 1842, y lograr el reconocimiento pleno en su propia nación, siendo nombrado en 1845 integrante de pleno derecho de la Academia Bávara de Ciencias y Humanidades y, posteriormente, profesor catedrático de física en la Universidad de Munich.
En 1854, Georg Simon Ohm falleció en Baviera, dejando un legado de conocimiento que sería continuado hasta la actualidad. Y además siendo homenajeado de distintas formas, entre ellas y a mucha distancia de su hogar, con su nombre en un pasaje de Villa Ortúzar.
[1] Fernández, Tomás y Tamaro, Elena. «Biografía de Georg Simon Ohm», en Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona, España, 2004. Disponible en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/ohm.htm