La historia en las calles de Villa Ortúzar: recorrido por la Plazoleta Dr. Roberto Koch

La historia en las calles de Villa Ortúzar: recorrido por la Plazoleta Dr. Roberto Koch

Muchos barrios de la Ciudad poseen, además de sus plazas, espacios verdes más pequeños que no solo nos oxigenan ante tanto asfalto sino que también sirven para homenajear a grandes figuras de la Historia. Este es el caso de la Plazoleta Doctor Roberto Koch en Villa Ortúzar.

Ubicada en el límite sudoeste del barrio, en el triángulo formado por la Avenida Combatientes de Malvinas, la Avenida Chorroarín y la intersección final de la calle Donado, la plazoleta Dr. Roberto Koch no posee juegos infantiles ni árboles de gran tamaño, si bien uno se encuentra en crecimiento en un cantero central. No obstante, en sus pequeñas dimensiones adornadas con plantas, arbustos de distinto tipo y asientos de cemento, se encuentran algunos homenajes que vale la pena recorrer.

El primero es el que recuerda a quien le da su nombre a la plazoleta: una placa colocada por la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires en el año 1985 en la cual se le rinde homenaje al Dr. Roberto Koch, científico alemán que, como reza la placa, fue el «descubridor del bacilo de la tuberculosis».  Su recuerdo enfrente del Hospital Tornú no es casualidad, ya que el médico e higienista argentino Enrique Tornú fue una figura central en la lucha contra la tuberculosis a finales del siglo XIX en suelo patrio.

En segundo lugar, encontramos un monolito que contiene un hermoso mosaico con el recuerdo de nuestros Héroes y Heroínas de Malvinas. El mismo fue emplazado en 2022, a 40 años de la Guerra de Malvinas, por el grupo «Mosaico Nacional» compuesto por artistas y muralistas comprometidos con la historia de nuestro país.

Monumento en homenaje a nuestros héroes de Malvinas

En virtud de la Ley 6153 sancionada en la Legislatura porteña en el año 2019, se aceptó la donación de un mosaico con la temática de Malvinas de dicho grupo cultural y se aprobó su instalación, la cual, sin embargo, quedó pendiente hasta el año 2022 por la pandemia de Covid-19. La posterior elección de la plazoleta se debió a que en ese mismo punto finaliza justamente la Av. Combatientes de Malvinas, que después de cruzar Av. Chorroarín pasa a ser Av. del Campo.

Finalmente, el tercer homenaje que posee la plazoleta es un pequeño santuario urbano para la Virgen María, infaltable en muchos espacios verdes porteños donde la tradición católica se mantiene vigente y se expresa en pequeños altares levantados por los propios creyentes. En este caso, vemos como la Virgen María sostiene la fe de los vecinos y vecinas protegiendo esta pequeña plazoleta de Villa Ortúzar.

¿Cuál es el legado del Doctor Roberto Koch?

Robert Koch -nacido en 1843, en Klausthal en el Reino de Hannover, actual Alemania y fallecido en 1910 en Baden Baden, en el Imperio Alemán- posee dos hitos que aún hoy son fundamentales para la medicina moderna y han guiado los pasos de los científicos en todo el mundo. El principal es el que se recuerda en la placa de Villa Ortúzar, es decir, haber descubierto el bacilo o bacteria de la tuberculosis en 1882 con lo cual se pudo identificar la enfermedad y desarrollar protocolos de prevención y tratamiento. Vale recordar que en aquella época la tuberculosis fue una verdadera plaga que significó la causa de muerte de una de cada siete personas en Europa.

Si bien este avance tuvo gran importancia para la medicina y para Koch en particular, su desarrollo no estuvo exceptuado de dificultades y contramarchas. La principal fue la que provino de su investigación para la composición de un remedio para la tuberculosis. La tuberculina fue un compuesto creado por Koch cuya experiencia no fue positiva en pacientes y le valió criticas de otros académicos como Pasteur y Virchow. Sin embargo, la perseverancia de Koch fue tal que al seguir con sus estudios logró descubrir que la tuberculina finalmente era útil para el diagnóstico de la enfermedad.

Doctor Roberto Koch

Su tenacidad para la investigación biológica y bacteriológica le permitió descubrir otros bacilos como los del carbunco (ántrax) y el cólera en 1883, aunque este último ya había sido descubierto décadas atrás por otros científicos como Filippo Pacini, el cual no logró trascender por la creencia en otras teorías médicas de mediados del siglo XIX y la ausencia de difusión. En cambio, el hallazgo de Koch -independiente y sin conocimiento previo del trabajo de Pacini- tuvo amplia repercusión gracias al reconocimiento académico de sus investigaciones anteriores y a su posición política en aquellos años como miembro extraordinario del Departamento de Sanidad del Imperio Alemán.

La importancia de Robert Koch en el mundo científico se coronó con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología recibido en 1905, en reconocimiento a sus valiosos aportes a la microbiología y al examen de microorganismos a partir de determinado método de trabajo.

Precisamente, el otro gran aporte al mundo científico que hizo fue lo que se conoce como los «postulados de Koch», los cuales hoy en día son las bases metodológicas de la microbiología médica moderna y establecen lo siguiente:

  • Un determinado microorganismo puede sólo considerarse responsable de una enfermedad específica, cuando se constate su presencia siempre que se dé en esa enfermedad y no en otras.
  • El microorganismo en cuestión debe poderse cultivar fuera del organismo y separado de cualquier otra bacteria.
  • La implantación de cultivos puros en animales experimentales ha de producir en ellos la misma enfermedad.
  • El bacilo puede ser aislado, en cultivo puro, a partir de un animal de laboratorio infectado experimentalmente.

Como vemos, el legado de Koch aún sigue vigente y en uso, y sus descubrimientos representaron un gran paso hacia adelante para la Humanidad. Su recuerdo pervive en la ciencia y en un rincón de nuestro barrio.

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