La Legislatura aprobó la modificación al Código Urbanístico (CUR) de la Ciudad
Con 32 votos afirmativos, se aprobó ayer en Primera Lectura los cambios en la normativa que regula las edificaciones. Ahora deberá tratarse en Audiencia Pública antes de ser Ley.
La Legislatura porteña sancionó este jueves la modificación al Código Urbanístico (CUR) en una sesión que tuvo que postergarse dos veces por la inesperada aparición de la denominada “Ley Francella”, un artículo que no se había acordado en la Comisión de Planeamiento y que buscaba restablecer la obligación de que los edificios de más de 25 unidades tengan una vivienda destinada a los encargados de la portería. Finalmente desistieron de su inclusión para destrabar el debate.
El proyecto había sido enviado por el jefe de Gobierno a la Legislatura el 30 de julio pasado y debatido por los diputados durante el último mes y medio, tuvo varias modificaciones al texto original a partir del intercambio con los distintos bloques políticos. Ayer obtuvo 32 votos positivos de Vamos por Más (PRO y la Coalición Cívica) junto a aliados de la UCR, Confianza Pública, el socialismo, Republicanos Unidos y una facción libertaria.
En contra, votaron tres legisladores de La Libertad Avanza y tres del Frente de Izquierda; mientras que se abstuvieron los integrantes del bloque de Unión por la Patria, sumados a tres diputados que responden a Patricia Bullrich y Marina Kienast, del Frente Liberal Republicano.
Ahora deberá discutirse en Audiencia Pública para la participación ciudadana que, seguramente, se hará hacia fines de octubre para luego regresar al recinto para una nueva votación ya que este ajuste requiere de una segunda aprobación antes de convertirse en Ley.
El nuevo Código Urbanístico de la Ciudad de Buenos Aires impulsado desde el Ejecutivo busca dar una respuesta a la tensión generada en diversos sectores de la ciudadanía porteña ante un notable incremento de construcciones en altura en zonas de casas bajas que impactó en la calidad de vida e identidades barriales.
Por esto, las Unidades de Sustentabilidad de Altura Baja (USAB), aquellas tipologías que regulan las edificaciones de hasta 14,60 metros, pasarán a ser de tres escalas: USAB 0 (para construcciones hasta 9 metros), USAB 1 (hasta 12 metros) y USAB 2 (hasta 14,60). Así, señalan «se evitará la aparición de departamentos en altura en los barrios y se trasladará esa capacidad constructiva a corredores y avenidas». Asimismo, se recuperaron los centros libres de manzana, que son los espacios de suelo verde absorbente que habían sido limitados en el Código vigente desde 2018.
También se incorporó la herramienta conocida como “capacidad constructiva adicional”, que fomenta el equilibrio urbano a través de la revitalización de áreas en el sur de la Ciudad a partir de un estímulo a los desarrolladores para que inviertan en esas zonas y a cambio reciban beneficios para emprender proyectos en polígonos con más densidad urbana.
La diputada Paolo Michielotto, miembro informante de la comisión legislativa de Planeamiento Urbano, hizo hincapié en asegurar que antes del segundo debate serán consultadas las entidades barriales y las juntas comunales y se recibirán con atención todos los planteos y propuestas de los vecinos de la Ciudad.
Esta postura fue ratificada, al final del debate, por el jefe del bloque oficialista, Dario Nieto, quien aseveró que «se tomarán en cuenta todas las observaciones que planteen vecinos, organizaciones y bancadas políticas».
Por su parte, Claudia Neira, vicepresidenta del bloque de Unión por la Patria, afirmó que trabajaron para “enderezar” el proyecto remitido por la administración porteña con la consigna de “resolver la vida a la gente que tiene problemas concretos con el CUR”, pero advirtió que “muchos de los temas pedidos no estuvieron en el texto” por lo cual se abstuvieron.
Celeste Fierro, del Movimiento Socialista de los Trabajadores, justificó su voto en contra “esto no es en beneficio para el conjunto de la población, sino que lo es para un grupo que hace negocios con las tierras porteñas”. Por su parte el legislador del Frente de Izquierda, Gabriel Solano, justificó su voto en contra al denunciar que este código generará “una expulsión del vecino y del trabajador del sur de la Ciudad”.
Entre los legisladores que tampoco acompañaron la votación estuvo la diputada Pilar Ramírez, de La Libertad Avanza, quien criticó con dureza el proyecto: “Esta reforma no está bien, es de puras pretensiones. No puedo creer que tengamos que resolver la planificación de unas de las ciudades más importantes a las apuradas, sin ninguna visión”, afirmó.
Desde la Interbarrial Buenos Aires que nuclea a las agrupaciones vecinales y el Observatorio del Derecho a la Ciudad (ODC) coinciden que «Esta nueva propuesta de actualización de la normativa urbanística supuestamente se enmarca en la obligación de evaluar integralmente el funcionamiento del Código Urbanístico cada 4 años, pero lamentablemente no se cumplió con los procedimientos de democracia participativa legalmente estipulados ni con la producción de información necesaria para el debate público» afirman.
Y agregan «La nueva propuesta de modificación surge de esta forma como un acto mágico, sin fundamentos, sin antecedentes, sin información. La planificación propuesta es el paradigma de la discrecionalidad y la irrazonabilidad. Una planificación sin razones y sin razonabilidad» indican desde el ODC.
Antes del debate en el recinto, la comisión de Planeamiento Urbano hizo 6 reuniones de diputados y 5 de asesores, en la cuales se recibieron observaciones. Participaron funcionarios del Poder Ejecutivo, vecinos, organizaciones profesionales y se hicieron ajustes al proyecto original en base a demandas de los ciudadanos y propuestas de los bloques. En el debate de hoy, todos los bloques hicieron sus ponencias, aportes y críticas.
Se explicó desde el oficialismo que los cambios buscan “generar equilibrio urbano en tres escalas: “A nivel ciudad, impulsando el desarrollo del sur y consolidando la zona norte; a nivel barrial, con el ajuste de alturas priorizando las escalas barriales y resguardando el patrimonio; a nivel manzana, ajustando pisadas y alturas, principalmente ampliando el Centro Libre de Manzana en las Unidades de Edificabilidad de Altura Baja, respondiendo a las demandas vecinales”.
“La Ciudad necesita una densidad mejor distribuida y un desarrollo urbano más equilibrado, que preserve la identidad barrial y se contemple el entorno, el proyecto propicia la modificación de las unidades de sustentabilidad de baja densidad, la modificación de las planchetas de edificabilidad y usos, la sustitución del instrumento de desarrollo territorial, modificaciones de texto, gráficos y distintos niveles de protección patrimonial de inmuebles”, señalan los fundamentos.