Nueva marcha contra la cesión de la escuela de sordos al «Distrito del Vino»
Reanudaron obras en el Palacio Ceci y la comunidad educativa volvió a marchar en contra de la cesión de la histórica institución de Villa Devoto para convertirlo en la Casa del Vino.
La comunidad de la escuela de sordos Bartolomé Ayrolo, del barrio de Villa Devoto, volvió este lunes a protestar en rechazo al proyecto del Gobierno de la Ciudad de ceder uno de los edificios escolares en el histórico Palacio Ceci, al denominado «Distrito del Vino», que busca potenciar la actividad vitivinícola local. .
Hace menos de tres semanas la comunidad educativa impidió que funcionarios se lleven las llaves del Palacio, firmaron una mesa de trabajo y suspendieron las obras. A los pocos días, se continuó la remodelación del lugar.
Por este motivo, este lunes volvieron a congregarse en la sede de la institución ubicada en Lincoln 4325 , docentes, alumnos, exalumnos, vecinos, sindicalistas, legisladores y representantes de asociaciones de personas sordas con la consigna “El Palacio Ceci no se toca”.
Asimismo, el lunes por la mañana estaba prevista una reunión convocada en el Ministerio de Desarrollo Económico -área encargada de la radicación del Distrito del Vino- para dialogar sobre el proyecto en favor del sector vitivinícola y sobre el futuro del Palacio.
La comunidad educativa decidió no concurrir a la dependencia oficial y concentrar en las puertas de la escuela para manifestar su oposición a que el edificio construido en 1913 se convierta, como señalan, «en un lugar de despacho de bebidas alcohólicas”.
Desde el Ejecutivo porteño indicaron a Télam que la intención es que el edificio «no tenga la exclusividad para las tareas educativas», sino que amplíe sus usos, entre ellos, que sirva como una de las sedes del Distrito de Vino y, para ello, ya iniciaron las obras de refacción, que demandará gastos por 200 millones de pesos.
Desde 1938 funcionó en ese antiguo edificio, la escuela de sordomudos y también durante décadas existió un internado para niños del interior del país; no obstante hace años que las instalaciones comenzaron a evidenciar serios deterioros ante la falta de mantenimiento.
La escuela a la que asisten estudiantes de los niveles primario, secundario y de adultos, concentra el dictado de las clases en un edificio contiguo al Palacio Ceci que tiene siete años de antigüedad, en tanto que mantuvo parte de sus tareas, sobre todo las reuniones de maestros y las tareas administrativas, en el Palacio.
Marcelo Bitti, director de la escuela de Lengua de Señas Argentina «José A Terry » y Secretario de la Asociación de Sordomudos de Ayuda Mutua afirmó que «el Palacio fue abandonado por el jefe de Gobierno” y sostuvo que la gestión local “es más sorda” que la comunidad educativa del Ayrolo ya que “no escucha el reclamo” de la escuela.
Por su lado, Norberto Malagutti, de la Junta de Asuntos Históricos de Villa Devoto, cuestionó la intención de la administración porteña de “destruir el modo de vida del barrio con este bochornoso despojo del Palacio” y afrimó que “son capaces de convertir un espacio como el Ceci en un despacho de bebidas alcohólicas a metros de una escuela”.
“Nuestra relación con el colegio es profunda e histórica. Es por eso que este conflicto tiene que llegar a toda la Ciudad de Buenos Aires, porque todos los barrios están sufriendo algún atropello de Larreta”, enfatizó Malaguti.
En la protesta estuvieron presentes dirigentes de los gremios docentes de la Unión de Trabajadores de la Educación (UTE), de Asociación Docente de Enseñanza Media y Superior (Ademys) y la Unión Argentina de Maestros y Profesores (Camyp).
También los legisladores del Frente de Todos Javier Andrade, María Bielli, Juan Manuel Valdés y Claudia Neira; y del Frente de Izquierda- Partido Obrero Amanda Martín.
Palacio Ceci
El Palacio fue construido en 1913 por el ingeniero Alfredo Ceci, quien residió por 25 años, hasta que lo alquiló al Ministerio de Educación para que sirviera como vivienda del profesor Ayrolo, que permaneció hasta su muerte en febrero del 1942 y desde entonces el lugar funcionó como una escuela para niños y niñas con compromiso auditivo y trastornos del lenguaje.
Las instalaciones, en sus inicios, fueron propiedad del Estado nacional que lo expropió a la familia Ceci y, en 1996, pasó a manos de la Ciudad de Buenos Aires bajo la órbita del Ministerio de Educación.