Visita de técnicas del GCBA a Villa Ortúzar para relevar las consecuencias del Código Urbanístico

Visita de técnicas del GCBA a Villa Ortúzar para relevar las consecuencias del Código Urbanístico

El miércoles pasado en una recorrida junto a vecinos/as del barrio, las funcionarias del equipo de García Resta observaron en primera persona la realidad local.

En un esfuerzo por comprender de manera directa y profunda los desafíos que enfrentan los residentes de Villa Ortúzar debido al crecimiento urbano desenfrenado, representantes de la Dirección General de Antropología Urbana han emprendido un recorrido por el barrio de Villa Ortúzar, que este medio acompañó.

Natalia y Muriel, funcionarias de la mencionada dirección, dependiente de la Secretaría de Desarrollo Urbano dirigida por el Arq. Álvaro García Resta, sostuvieron un significativo encuentro con los vecinos congregados en la Plaza 25 de agosto (Charlone y Heredia) desde donde comenzó el relevamiento.

En compañía de los residentes preocupados por la situación, como Cecilia Beatriz Torres, Graciela Vidiella, Nélida Beatriz y Gerardo Paley, quienes integran el colectivo «No a las Torres – Villa Ortúzar», las funcionarias comunicaron el objetivo principal de su visita al barrio.

A pesar de que los vecinos ya interactúan con los equipos técnicos de la Dirección General de Planeamiento Urbano, las funcionarias buscan añadir una perspectiva complementaria, sumergiéndose en la vida cotidiana de quienes viven en Villa Ortúzar, escuchando sus preocupaciones directas causadas por el código urbano vigente.

Mientras que las reuniones previas se centraron en los aspectos técnicos de la implementación del código, la Dirección General de Antropología Urbana busca abordar la realidad tangible que los residentes enfrentan. Su objetivo es comprender las consecuencias concretas de las regulaciones urbanísticas y cómo estas impactan la calidad de vida, investigando aspectos como la iluminación, ventilación y otros efectos en la vida cotidiana.

Para llevar a cabo esta iniciativa, las funcionarias recorrieron calles claves de Villa Ortúzar, incluyendo Giribone, Av. Chorroarin, Av. De Los Incas, Donado, Charlone, 14 de Julio, Montenegro, Heredia y Roseti. Estas arterias ofrecen una vista significativa de los problemas vinculados al desarrollo urbano y la proliferación de construcciones en el área.

El recorrido reveló una serie de desafíos experimentados por los vecinos, tales como la reducción de espacios de iluminación y ventilación, particularmente en áreas conocidas como «pulmones de manzana».

La construcción de edificios de gran altura ha generado preocupación entre los habitantes, afectando la luz natural y el flujo de aire en sus hogares. Un ejemplo claro se encontró en un terreno baldío próximo a Giribone 1512, donde está programada la construcción de un edificio. Allí se visualiza la falta de acceso al pulmón de manzana.

Las funcionarias también experimentaron de primera mano el ruido ensordecedor y las vibraciones generadas por las obras en proceso. El constante martilleo de maquinaria y las vibraciones de herramientas pesadas han alterado la tranquilidad del barrio. En la cuadra de Giribone al 1500, se observaron simultáneamente cuatro obras de construcción, sumándose a los trastornos ocasionados por una obra pública en la calle Tronador.

El recorrido no solo abordó las cuestiones técnicas, sino también el impacto en la identidad visual del barrio. Las edificaciones en proceso han transformado la línea de casas bajas, modificando el perfil urbano de Villa Ortúzar.

Uno de los testimonios más impactantes provino de Nélida Beatriz, propietaria de un departamento en Av. de los Incas 4381 (2do piso) contrafrente. Su hogar, una vez caracterizado por vistas panorámicas, ventilación e iluminación, ha sido rodeado por tres construcciones en proceso, afectando su calidad de vida.

propiedad rodeada por tres construcciones lo que afecta la calidad de vida de su propietaria

Nélida expresó «muchas veces mantengo la ventana cerrada porque al abrirla veo solo un paredón que antes no tenía». Otra vecina de nombre Cecilia expresó «Yo participé de las reuniones de la interbarrial con la Dirección Gral. de Planeamiento Urbano. No dejan de ser una conversación que parece: un hacer tiempo. Porque el que tendría que venir acá, a ver la casa de Chichita (Nélida) es Álvaro García Resta (Secretario de Desarrollo Urbano) y Paloma» (Carignani- coordinadora del Plan Urbano Ambiental – PUA) porque están del otro lado del escritorio. No ven esto.» afirmó.

Esta voz refleja la frustración compartida por muchos residentes que sienten que las autoridades carecen de una comprensión real de cómo las decisiones urbanísticas afectan la vida cotidiana de la comunidad. El llamado a la acción es claro, los vecinos demandan una conexión más profunda y empática entre las autoridades y la realidad en el terreno.

El testimonio de Nélida refleja la transformación tangible de las condiciones de vida debido al rápido desarrollo urbano. Su experiencia enfatiza en la necesidad de equilibrar el desarrollo con el respeto por la calidad de vida y las aspiraciones de la comunidad.

Más adelante en el recorrido, se destacó a la Plaza Malaver, donde la construcción de una torre de 8 pisos fue revocada debido a la oposición vecinal. Quienes expresaron su descontento a través de manifestaciones artísticas, festivales y abrazos simbólicos en el área verde.

El mismo propietario de la firma Ykonos Desarrollo, a cargo del proyecto, tomó la decisión de abandonar la idea de construcción y vendió el terreno a una empresa constructora de mayor envergadura.

Esa empresa acordó ceder el predio a la Ciudad con la condición de obtener permisos para construir más pisos en una torre ubicada en la Av. del Libertador, mediante un mecanismo conocido como «Convenio Urbanístico».

Según este convenio, la «donación» del terreno permitiría la expansión de la plaza, y la Ciudad se encargaría de los costos asociados a esta ampliación. Sin embargo, cabe destacar que este acuerdo urbanístico aún no ha sido formalizado.

La visita. en una tarde de lluvia, culminó en la casa de Roseti 1447, una residencia con casi cien años de antigüedad que alberga un estudio de grabación y producción musical en sus fondos, propiedad de un músico, quien contó que en el pasado, el predio posterior lindante albergó una fábrica de medias, pero cambios económicos «llevaron al cierre y venta del mismo», indicó.

Durante la pandemia, este lote contiguo a su propiedad, se vio afectado por el inicio de una construcción. En el proceso de demolición, no solo las vibraciones y ruidos causados por las máquinas alteraban la calma sino que dejaron evidentes grietas en su casa.

También, el polvo resultante de la demolición amenazaba los valiosos instrumentos y equipos del estudio del vecino quien resaltó «la falta de consideración del encargado de la obra adyacente.». Desde la terraza de la vivienda, se obtuvo una vista panorámica de la obra en curso.

En conclusión, el recorrido efectuado con las funcionarias del Gobierno de la Ciudad guiado por los vecinos buscó proporcionar una base empírica y visual para un informe detallado.

A través de esta interacción directa con la realidad local, se espera que las autoridades adquieran una comprensión más profunda de las implicaciones de las políticas urbanas en la vida de los residentes.

Esta iniciativa se replica en otros barrios de la Ciudad donde se están llevando encuentros similares y generando informes en colaboración con diferentes organizaciones barriales.

Lo que refleja un paso significativo hacia la búsqueda de soluciones equilibradas que satisfagan las necesidades de desarrollo y las aspiraciones de calidad de vida de la comunidad de Villa Ortúzar y otros barrios porteños afectados por la incidencia del nuevo Código Urbanístico.