Se cumplen 40 años del retorno de la democracia
El 31 de octubre de 1983 el país amanecía por fin con un presidente constitucional tras los largos y oscuros siete años del proceso militar.
La democracia cumple 40 años de su restauración en el país, con las elecciones que consagraron al radical Raúl Alfonsín como presidente de la Nación en una jornada que significó el fin de siete años de dictadura militar.
El autodenominado «Proceso de Reorganización Nacional» dejó una herencia de 30.000 desaparecidos a manos de grupos militares y paramilitares, la derrota en la Guerra de las Islas Malvinas y una economía estancada, con inflación y una abultada deuda externa.
El 30 de octubre de 1983 la Argentina vivió una jornada histórica. Más de 15 millones de ciudadanos argentinos se volcaron a las urnas para elegir al presidente que conduciría el destino de la Argentina. Era el fin de la última dictadura militar en nuestro país y se iniciaba el período democrático más largo en la historia del país.
El protagonista de esa jornada fue el dirigente radical Raúl Alfonsín, que se impuso al peronista Ítalo Luder y se consagró como presidente de la Nación.
La UCR obtuvo más de 7,7 millones de votos (51,75%) contra los poco menos de 6 millones (40%) de la fórmula del PJ encabezada por Italo Luder y, además, había ganado en la Capital Federal y las provincias de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Mendoza, las más pobladas del país.
A diferencia del voto directo que rige en la actualidad, en 1983 las reglas electorales establecían que el ganador sería consagrado a través de los Colegios Electorales, el cuerpo encargado de elegir al mandatario mediante el sistema de sufragio indirecto, de cada provincia, Capital Federal y Tierra del Fuego.
Así, el radical Alfonsín cosechó 317 votos electorales de la mano de casi ocho millones de votos, contra los 259 electores que obtuvo Luder con casi seis millones de sufragios.
Fue una campaña, considerada por muchos analistas, como la primera que combinó los tradicionales actos multitudinarios con el nuevo marketing político (encuestas, medios de comunicación, imagen de los candidatos), la UCR apeló a técnicas como el “saludo de Alfonsín” (el gesto de juntar ambas manos) o el uso de las iniciales “RA”, en busca de una deliberada asociación entre Raúl Alfonsín y República Argentina.
El punto más alto de la campaña radical llegó el 26 de octubre, a cuatro días de las elecciones, cuando Alfonsín congregó a más de un millón de personas frente a un escenario montado en el Obelisco porteño. «Hay dos propuestas, dos ideas, pero un solo pueblo», subrayó el candidato radical ante la multitud.
La llegada de Alfonsín al poder significó un parteaguas en la historia democrática de nuestro país. El líder de la UCR no tendría una tarea sencilla por delante desde el punto de vista económico, político y social.
Su gobierno será recordado por el Juicio a las Juntas, una experiencia única en la región para juzgar los crímenes de lesa humanidad perpetrados por la Junta Militar que gobernó el país entre 1976 y 1983. A pesar de su activa política en materia de Derechos Humanos, Alfonsín se encontró con varias dificultades para contener distintos políticos que decantaron en el copamiento al cuartel de La Tablada.
En lo económico, las constantes dificultades financieras del país derivaron en el “Plan Primavera”, lanzado en agosto de 1988. Con el objetivo de evitar un estallido hiperinflacionario, el plan económico ideado por el ministro de Economía Juan Vital Sourrouille fracasó.
El desenlace de la presidencia del radical es conocida: la crisis económica precipitó la salida de Alfonsín del poder seis meses antes en 1989 a manos de quien ya había sido electo como su sucesor, Carlos Menem.
A pesar de los vaivenes de su mandato, la victoria de Alfonsín en 1983 supuso el inicio de un largo período de estabilidad democrática que perdura hasta estos días y que acabamos de celebrar en una nueva elección hace pocos días y volveremos a las urnas una vez más en balotaje el próximo 19 de noviembre.
Fragmento del discurso de Alfonsín en los balcones de Casa Rosada (26 de abril de 1985)
“Otros países han estado en peores situaciones que nosotros, ciudades devastadas, y levantaron sobre ellas nuevas ciudades. Europa y Japón estaban destruidas hace 40 años y hoy están entre los países más ricos de la tierra. Nosotros podemos hacer lo mismo. Podemos hacer lo mismo en la medida en que nos mantengamos unidos, en la medida en que afiancemos los valores de la democracia, en la medida en que estemos absolutamente persuadidos que no necesitamos que nadie nos venga a decir de afuera lo que tenemos que hacer.”