Historia en las calles de Villa Ortúzar ¿Quién fue Montenegro?

Historia en las calles de Villa Ortúzar ¿Quién fue Montenegro?

En un nuevo recorrido por las arterias del barrio, nos encontramos caminando por la tranquila calle Montenegro, ¿te preguntaste alguna vez a quién recuerda su nombre?

Durante el mes de abril, nuestro barrio celebra su aniversario número 162, el cual tiene como origen el día que Don Santiago Francisco de Ortúzar compró los terrenos sin lotear que hoy son las manzanas y calles que el propio Ortúzar empezó a delinear.

¿Y esto qué relación tiene con Montenegro? Precisamente Santiago Montenegro, valga la coincidencia en el nombre de pila, fue el creador de las primeras calles y lotes que dieron origen a la ciudad de Rosario, en la provincia de Santa Fe. En este mes de homenaje del fundador del barrio, recordar a otro fundador nos brinda perspectiva del lugar ocupado por estos personajes históricos.

La calle Montenegro se encuentra en el extremo sur del barrio y contiene cuatro cuadras que van desde la calle 14 de Julio hasta la avenida Chorroarín, bordeando en su recorrido la plaza Antonio Malaver. Antiguamente, poseía el nombre de Rabelo, pero como muchas otras calles del barrio su denominación fue modificada en el año 1904, a fin de eternizar la memoria de las figuras históricas que, a los ojos de aquella generación de principios del siglo XX, habían construido los cimientos de esta Nación en distintos momentos de la historia.

La vida de Montenegro

Santiago Montenegro fue un pulpero y un comerciante de mulas y cueros nacido en 1696 en Santiago del Estero, que en ese momento, recordemos, era una pequeña ciudad perteneciente al gigantesco Virreinato del Perú (el Virreinato del Río de la Plata recién se crearía en 1776, como forma de subdividir y organizar el enorme territorio español en Sudamérica).

Alrededor de 1724, Montenegro compró unos terrenos rurales a los sucesores del capitán Luis Romero de Pineda, uno de los primeros pobladores de la región de la actual Rosario, el cual había tenido un rol importante en la expulsión de los pueblos originarios de la zona, los querandíes. Aquellos terrenos fueron comprados por Montenegro para desarrollar la actividad ganadera y participar del circuito comercial del Alto Perú con cueros y mulas, insumos fundamentales para el flete de los minerales extraídos del Potosí.

¿Pero cuando surgió la posibilidad de hacer el primer trazado urbano en aquellas tierras tan agrestes? En ese campo con rancheríos dispersos y bastante alejado de las administraciones coloniales, lo cual permitía mucho contrabando por su cercanía a los ríos interiores, el comercio ganadero de Montenegro comenzó a prosperar cada vez más. Ello propició que muchos trabajadores temporarios y comerciantes se instalaran en la zona, por lo cual Montenegro inició el trazado calles y manzanas para organizar el territorio y, al mismo tiempo, convertirse en referente del lugar.

Ante el crecimiento del poblado, la Iglesia Católica, ejerciendo una función de organizadora social incluso mayor que las autoridades virreinales, decidió otorgar la imagen de Nuestra Señora del Rosario como protectora del territorio, reemplazando a Nuestra Señora de la Concepción que hasta ese momento era la venerada por aquellos lugares. A raíz de este cambio, Montenegro donó dos lotes de sus propiedades para la fundación de la capilla y la plaza principal del poblado, lo cual también le permitió instalar su propia pulpería en un lugar fundacional. Todo ello desembocó en que la pequeña urbe recibiera el nombre de villorrio Capilla del Rosario.

Catedral Basílica de Nuestra Señora del Rosario

Tras dichas acciones, Santiago Montenegro fue nombrado capitán para luego, en 1751, ocupar el cargo de alcalde con el poder de administrar justicia y ejercer función de policía en el poblado y sus alrededores. Su doble rol como comerciante privado y autoridad pública es ilustrativo de la época: la falta de fortaleza del virreinato derivaba en un mayor poder de los particulares, en los cuales se terminaba apoyando el aparato estatal para el real ejercicio de las funciones de gobierno.

Montenegro falleció en 1771 y sus restos fueron llevados a la capilla que ayudó a levantar, hoy Catedral Basílica dedicada a la Virgen del Rosario. Actualmente, Rosario lo considera el «fundador» de la ciudad y, a partir de una Ordenanza Municipal de 1991, una plaza céntrica ostenta su nombre. En dicha normativa, se le reconoce la visión de prever el crecimiento de una ciudad a partir de sus acciones, incluso donando más terrenos para la construcción futura de calles y espacios públicos. Al igual que Don Francisco Ortúzar, Montenegro pertenece al linaje de los constructores silenciosos de los rincones de nuestro país.